Dice la tradición que la novia recién casada debe cruzar el umbral de su casa en brazos de su flamante marido. ¿De dónde viene este rito? Tiene casi dos mil años y procede de la cultura de los godos.
Cuando no había suficientes mujeres en su asentamiento, los hombres de este pueblo germánico iban a buscarlas a otros poblados. Evidentemente, el único modo posible de llevárselas era a las bravas, por lo que, una vez que llegaban a su destino, escogían a la mujer que querían que se convirtiese en su esposa, luchaban si era necesario, la cogían en brazos y la trasladaban hasta la casa donde debían convivir como pareja.
La ley no escrita indicaba que, para quedarse en propiedad con la mujer raptada, ésta no podía pisar el suelo durante el trayecto que iba desde el lugar de procedencia hasta el que iba a ser su nuevo hogar; si lo hacía quedaba en libertad. De ahí que fuesen llevadas en volandas, una acción que ha llegado hasta nuestros días, aunque, como no podía ser de otro modo, con unas connotaciones totalmente diferentes.